La Diócesis San Bartolomé de Chillán ya tiene todo preparado para la ordenación episcopal de este sábado, instancia que se desarrollará sin presencia de asamblea, a partir de las 16.00 horas en la Catedral de la ciudad. Y si bien no podrá ingresar público, la liturgia podrá ser vista a través de las plataformas dispuestas por www.diocesisdechillan.cl, www.iglesia.cl, sscc.cl, radioelsembrador.cl, radiomaria.cl y canal21.tv.cl.
En la ceremonia participarán el nuncio apostólico, Mons. Alberto Ortega Martín; el arzobispo de Concepción, Mons. Fernando Chomalí Garib; y el administrador apostólico de Talca, Mons. Galo Fernández Villaseca.
En entrevista con Radio El Sembrador de Chillán, el obispo electo explicó las razones de esta ceremonia que lo pondrá a la cabeza de la iglesia en Ñuble. “Hay una razón práctica, si se puede decir así, porque teníamos todo planificado para el 28 de marzo y no la pudimos realizar viendo cómo el tiempo pasa. No hay un escenario con certidumbre, si supiéramos que en tres semanas más podríamos celebrar algo público, lo haríamos, pero como todo es tan incierto pensamos en hacer algo más reservado y no esperar más”.
“El obispo es un signo sacramental de la presencia de Cristo en medio de la Iglesia y es bueno que esa figura esté. Yo era provisoriamente administrador apostólico y entonces es bueno que la figura del obispo esté dado que está nombrado. También queremos dar una señal de cercanía en medio de esta pandemia tan dura y difícil para la gente, para nosotros, para la Iglesia, para la gente. Es bueno dar una señal de cercanía, que el pastor está ahí y que queremos estar presentes a la manera de Jesús”.
Respecto a las medidas sanitarias que se tomarán en torno a la liturgia de este sábado 11 de julio, el obispo electo señaló que “esta ordenación es una medida excepcional, sin duda, porque las celebraciones religiosas públicas están prohibidas en la región, solo se pueden efectuar funerales con limitaciones y números de personas determinados. Esto obviamente es una celebración reservada, y por eso se hace a puertas cerradas y con el número mínimo de personas. Solo estarán quienes son necesarios para las funciones litúrgicas y con toda slas medidas de autocuidado que se requieren”, expresó.
El padre Sergio Pérez de Arce también habló de los desafíos que debió enfrentar a su llegada a Chillán como administrador apostólico. “En la iglesia cada cierto tiempo vienen situaciones complejas y la situación de los abusos en la diócesis también fue muy compleja porque esas acciones tienen consecuencias permanentes. Las heridas quedan y los problemas que han suscitado también quedan. Los procesos canónicos se cerraron. Me tocó cerrar cuatro procesos por abuso de menores, los cuatro se completaron a través de distintos mecanismos. Dos de ellos se cerraron con una pena de dimisión del estado clerical y otros dos se cerraron porque los sacerdotes pidieron la dimisión y la Santa Sede cerró el proceso en donde quedó acreditado que había denuncias verosímiles. Estos hechos están cerrados. Hubo un quinto caso por escándalo con adultos. Esos cinco más otros tres que tuvieron procesos en años anteriores contabilizan a 8 sacerdotes procesados. Es un número significativo, fuerte, duro, pero lo importante es que no hay procesos pendientes y esperamos que no haya otra situación de estas características. Civilmente no tenemos injerencia, pero esos procesos siguen en curso”.
“La iglesia en Chile desde el 2011 ha trabajado en la institucionalidad mínima para el autocuidado y prevención de abusos a través de oficinas de recepción de denuncias, consejo de prevención, y criterios y protocolos para saber qué hacer. Hemos aprendido y esperamos que no lleguen denuncias y si llegan procesarlas adecuadamente y hacerle saber a la gente que su situación no quedará impune”, dijo.
Ve la entrevista completa en este link.