Con una eucaristía que fue presidida por el administrador diocesano y párroco de San Bernardo de Chillán Viejo, la comunidad de esa comuna celebró los 64 años de sacerdocio del padre Ramón Seco Pérez, quien fue párroco de san Bernardo durante tres décadas desde 1980.
En la misa también estuvieron representantes de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Colliguay, en donde el padre Ramón es el párroco. Asimismo, lo acompañaron integrantes de grupos como EJE, Cursillos de Cristiandad y amigos que lo han conocido durante los más de sesenta años que ha permanecido en la Diócesis de Chillán.
En su homilía, el padre Patricio dijo que “en esta cultura valoramos a las personas por su juventud, por el vigor que muestran; pero el padre Ramón nos da testimonio a pesar de su fragilidad en la salud física, porque continúa sirviendo una comunidad parroquial. Y hoy nos reunimos para agradecer todo su trabajo, lo que hizo, y para agradecer el esfuerzo que hace hoy en medio de su fragilidad para seguir sirviendo”.
Por su parte, el padre Ramón, señaló que “quiero simplemente dar gracias a Dios en este día por estos 64 años y por todos quienes participaron de la eucaristía. Que el Señor siga bendiciéndonos a todos. Amén”.
Vida pastoral
El sacerdote Ramón Seco Pérez nació en Galicia, España y fue ordenado sacerdote en Santiago de Compostela en 1960. Llegó a la Diócesis de Chillán, asumiendo primeramente como párroco en las parroquias cordilleranas de San Fabián y Zemita. Posteriormente, fue trasladado a Chillán y asumió la dirección de la Parroquia de la Sagrada Familia en la Población Purén, en donde promovió los servicios de Catequesis y dio un gran impulso al Movimiento Familiar Cristiano, destinado a grupos de matrimonios.
En 1980 fue designado párroco de Chillán Viejo, en donde permaneció por cerca de treinta años. Allí apoyó las aspiraciones de la ciudadanía que anhelaba que Chillán Viejo se convirtiera en comuna, independiente de Chillán. Por ello, abrió las puertas de la Parroquia para la organización del Comité pro Comuna y para el Desarrollo hasta que finalmente se creó la Comuna de Chillán Viejo.
Asimismo, dio importancia a la fe popular en esa comuna expresada en una gran devoción a San Rafael y acudió regularmente a la peregrinación de este Santo, ofreciendo allí sus servicios. También, consiguió restaurar la casa parroquial y el Templo Parroquial, que era una sentida aspiración de la comunidad.
Desde 1998 es párroco de Colliguay, atendiendo sectores como Quinchamalí, Confluencia, Santa Cruz de Cuca, Huechupín, Chonchoral y el Caserío Linares.