Este 22 de diciembre se celebró en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de Coihueco, una eucaristía para festejar los 65 años de ministerio sacerdotal del padre Manuel Mosquera. Fieles de la comunidad parroquial, junto a algunas visitas de Yungay y San Fabián, se unieron a la celebración, que concelebraron varios sacerdotes de la Diócesis, además del obispo Sergio. También estuvo presente el alcalde de Coihueco, Carlos Chandía, quien está en proceso de rehabilitación, luego de sufrir un grave accidente automovilístico en junio pasado.
Con los textos de la liturgia del día, el obispo señaló que el padre Manuel también podía cantar, como María, su Magníficat, porque un cristiano y un sacerdote reconoce y alaba a Dios porque “él mira la humildad de su servidora”. No nos gloriamos a nosotros mismos, sino que engrandecemos al Señor, “que hace obras grandes en mí” y “extiende su misericordia de generación en generación”. El padre Manuel agradeció a la comunidad su presencia y recordó, entre otras anécdotas, que estaba ocupando la misma casulla del día de su ordenación, y que para ser ordenado en diciembre de 1956 recibió una especial dispensa del Papa, pues todavía no había finalizado en ese momento sus estudios teológicos.
El padre Manuel Mosquera Sánchez nació el 27 de junio de 1931, en la villa de Quiroga, provincia de Lugo, España, en el seno de una familia profundamente cristiana. Sus estudios filosóficos y teológicos los hizo en el Seminario de Santiago de Compostela y en la Universidad de Salamanca. Fue ordenado sacerdote en la Catedral Compostelana el 22 de diciembre de 1956.
Su deseo de ser misionero lo trajo a Chile, a la Diócesis de Chillan, donde llegó el 17 de julio de 1969, entregándose con mucho compromiso y generosidad en diversas comunas: San Ignacio, Yungay, Cachapoal y San Fabian de Alico. Desde 1988 es párroco en Coihueco, donde sigue sirviendo, y donde en 1991 fundó el Colegio Parroquial Padre Lorenzo Mondanelli, actualmente colegio de enseñanza básica y media con más de 500 alumnos.
El Senado de la República concedió al padre Manuel la nacionalidad chilena, por especial gracia, en el año 2012.
