Por Luis Flores Quintana, sacerdote.
La pandemia tiene a muchas personas trabajando más allá de lo razonable. Personal médico, fuerzas armadas, autoridades, los que trabajan en servicios básicos o quienes los procuran reflejan el cansancio y el agobio en sus rostros.
Sorprendentemente, los que están en casa, los que hacen cuarentena rigurosa y gozan de la vida familiar, del silencio del ambiente, también están cansados. La frase que más he escuchado es “estamos trabajando más que antes”. Las empresas en su teletrabajo, los colegios con las guías, los trabajos domésticos que habían esperado su turno, hacen que comience un malestar no social, sino hogareño. Parece que los hogares están también sobrecargados y agobiados.
Vengan a mi los que están cansados y agobiados. Escuchar esto siempre me ha sorprendido y cautivado. La frase es de Jesús y el “vengan” es muy profundo no es físico, alude a una categoría básica en la experiencia de los creyentes, el llamado o vocación. En el texto y en nuestra vida, lo escuchamos en un contexto muy humano, cuando se comienza a tomar conciencia que si seguimos así no nos darán nuestras fuerzas, vengan los que están cansados y agobiados y en mí encontraran reposo y descanso es un llamado que reconforta.
En este episodio Jesús no promete vacaciones ni paraíso alguno, habla de yugo, los campesinos saben que significa. El yugo solo se lleva entre iguales y tirando con la misma fuerza. Los creyentes confesamos esa verdad de fe, Dios se igualó con nosotros. Ese es el descanso, en aquello que estamos, haciéndolo con Él no estaremos solos.
Como la invitación es refrescante sigamos al autor de esas palabras, que casi como mandato propone tres acciones: ir (vengan) aprender (su humildad y docilidad) y, hallar (descanso). Ese es mi deseo para todos los que hoy están cansados, los padres con las tareas escolares de los hijos y los quehaceres domésticos, los hijos con tanta guía de los profesores y, al mismo tiempo, tantas horas a rellenar que las películas ni celulares dan abasto, los que están en teletrabajo que tienen la sensación que nunca han trabajado tanto como ahora y, por supuesto, los que tienen que salir a hospitales y clínicas, los que están obligados a trabajar para que, literalmente, otros puedan vivir, para ellos, para todos, este es mi deseo, en medio de la pandemia hacer un silencio buscando al Dios que nos llama y encontrar no solo reposo y esperanza, sino también fecundidad en el trabajo y paz en el corazón.
Buen día me encantó es esta forma de retiro, para busca, a Dios, gracias por la invitación estamos, bombardeados, por mensaje, del fin del mundo. Hace falta un poco de nuestra FE. Yo no le encuentro sentido a estar, encerrados si igual nos vamos a morir. Yo creo en un Dios de amor.
Si tenemos fe en Dios la carga se hace más fácil y más si lo hacemos en unidad familiar, siempre con la esperanza de aprender d esta prueba fuerte q hemos recibido, el respeto palabra fundamental en nuestra convivencia social, el respeto a la tierra a los animales a nuestros mares, si logramos conciencia de esta situación cambiaremos por un mundo mejor, como creo yo…. que fue el objetivo de Dios.!
Buen comentario, real y cercano con lo que pasa en los hogares hoy. Agradezco la invitacion de “ir” a Jesus en medio de este cansancio y agobio. Confío en que él tiene poder de hacer de este “yugo” una carga suave y ligera.
Gracias, muy buen, regalo para estar tranquila, yo siento que mi hogar, es el Arca que Dios me preparo, y aquí debo espera que deje de llover, para despue salir, pero en todo acompañada, por El. tengo en mi casa una chica, con su hijo, que no me permite el silencio, pero aún así. Trato de lograr, aún que sea al finalizar el día, ella dice que a ellos no los toca ningún mal, yo espero en Dios que sea así, pero yo si puedo ser contagiada, por eso pongo todo en las manos de Dios.