- Tentaciones de los agentes pastorales
Estimadas y estimados Ministros en formación:
Queremos seguir acompañándoles con este material, para que ustedes puedan continuar profundizando en la exhortación Apostólica Evangelli Gaudium .
En el primer video que se les hizo llegar, el P. Sergio presentaba estos tres dinamismos que nos ayudan a impulsar y fortalecer la misión de la Iglesia.
En el segundo video que se les hizo llegar, el Hno. Alex Morales presento la primera parte del capítulo 2 de la exhortación, que tiene que ver con la Crisis del Compromiso Comunitario.
Ahora presentamos la segunda parte del capítulo 2, sobre las tentaciones de los agentes pastorales.
Este capítulo se divide en 2 partes:
- Algunos desafíos del mundo actual (52-75) Leer
- Tentaciones de los Agentes Pastorales (76-109) será abordado en este video.
Les hacemos la invitación para que puedan leer, estudiar y profundizar en el documento que les fue entregado al inicio del curso.
Esta segunda parte del capítulo dos presenta algunos incisos, donde el Papa hace una mirada general, de cómo los actos de egoísmos y la poca solidaridad entre nosotros afectan la correcta armonía de la comunidad, y sus desafíos eclesiales.
- Sí al desafío de una espiritualidad misionera. (78-80) Leer
Dice el Papa Francisco, la espiritualidad hay que cultivarla, cuidarla y formarla fuertemente. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero!, hay que dar la vida por los demás en la misión.
- No a la acedia egoísta. (81-83) Leer
El Papa nos advierte, que sentimos e invade el temor de realizar tareas apostólicas, y tratamos de escapar del compromiso misionero que nos puede quitar el tiempo libre. Al caer en esta normalidad, la fe se va desgastando y degenerando por mezquindad. El problema no es el exceso de actividades, si no, que estas actividades las vivamos con el corazón dispuesto a la misión.
¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!
3-. No al pesimismo estéril (84-86) Leer
Esta es una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo de Cristo.
Estamos llamados a ser cántaros de agua viva para dar de beber a los demás, ¡no nos dejemos robar la esperanza!
- Si a las relaciones nuevas que genera Jesucristo. (87-92) Leer
Tener cuidado con ensimismarnos desde lo individual y lo comunitario. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución del amor.
La verdadera sanación del egoísmo es la fraternidad mística, contemplativa, que sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en cada ser humano, sabe tolerar y abre el corazón en el amor.
Estamos llamados a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en sus reclamos.
- No a la mundanidad espiritual. (93-97) Leer
La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del Señor, busca la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el Señor reprochaba a los fariseos “buscan sus propios intereses y no los de Dios”.
¡No nos dejemos robar el evangelio al servicio del hermano!
- No a la guerra entre nosotros. (98-101) Leer
Las rencillas o problemas entre cristianos, nos lleva a estar en guerra con otros que se interponen en su búsqueda el poder, prestigio, placer o renombre. El Papa Francisco nos dice: pidamos al señor que nos haga entender la ley del amor ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo! “No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien”
- Otros desafíos eclesiales. (102-109) Leer
El Papa Francisco nos dice: “Invito a las comunidades a completar y enriquecer estas perspectivas a partir de la conciencia de sus desafíos propios y cercanos”. Este apartado nos invita a leer los signos de los tiempos, escuchar a los jóvenes y ancianos, el gran aporte de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, y las reivindicaciones legitimas en la fraternidad de Cristo.
Que Dios los bendiga y los acompañe.