Hoy nos necesitan los migrantes,
símbolo de todos los descartados de la sociedad
En las últimas semanas hemos visto con preocupación la crisis humanitaria en la frontera de
Chile con Perú agravada por la sorpresiva solicitud de una visa consular de turismo para el
ingreso de migrantes venezolanos al país. Ante esta medida, el Instituto Católico Chileno de
Migración – INCAMI y la Pastoral Social Caritas Chile, manifestamos la profunda
preocupación ante una decisión que ha vulnerado los derechos humanos de decenas de
personas. Esta medida imprevista ha saturado los puestos fronterizos y consulados debido a
que quienes llevaban semanas de desplazamiento, no tenían conocimiento de los nuevos
requisitos de ingreso.
Desde hace mucho tiempo nuestro país requiere repensar el tema migratorio. La ausencia
de una ley acorde con el nuevo contexto latinoamericano, en el que existe un flujo creciente
de tránsito de personas, es consecuencia de una histórica falta de voluntad política de
diversos sectores. Esta nueva mirada no puede ser desarrollada de forma aislada. La
migración es un fenómeno global que debe ser abordado desde esa perspectiva.
En coherencia con las enseñanzas de Jesucristo, la Iglesia Católica invita a construir una
cultura del encuentro y la acogida. Por eso, cientos de parroquias y comunidades desde el
primer momento han recibido, atendido y buscado estrategias para facilitar el proceso de
integración de los migrantes que han llegado a Chile en busca de una mejor calidad de vida.
Hoy la urgencia ha llevado a esta red católica a poner su mirada en la frontera que
comparten las diócesis de Arica y Tacna.
La Red de Iglesia Migrante conformada por INCAMI, Caritas Chile, la Vicaría Pastoral Social
Caritas y el Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago, junto con
otras organizaciones religiosas que trabajan en favor de los migrantes en el país; han
actuado conforme a la normativa migratoria y de refugio vigente en Chile. Dicha red atiende
y acompaña a las personas migrantes en casas de acogida, centros de atención e
información, bolsas de empleo, cursos de idiomas, centros de asesoría legal y buscando
instancias de integración para que la sociedad de llegada los conozca y los reciba como
hermanos y al mismo tiempo para que ellos conozcan y aporten a la sociedad a la que están
llegando, sus tradiciones y organización.
Queremos seguir aportando al diálogo con las autoridades en materia migratoria.
Comprendemos la necesidad de regular la movilidad humana ante la capacidad limitada que
tiene el país, pero hacemos un fuerte llamado a la “misericordia” y a no restringir las
posibilidades de ingreso de una comunidad en problemas. Pedimos trabajar en conjunto
para establecer una política integral que regule la migración y permita abordar de mejor
manera los desafíos del tránsito de personas, especialmente de aquellas desplazadas por
graves situaciones políticas y económicas.
Sabemos que la resolución de esta problemática no pasa solo por las decisiones que se
tomen en Chile. Por eso hacemos un llamado a la búsqueda de soluciones que involucren a
todos los gobiernos de la región, y especialmente a quienes son responsables de la
conducción política de Venezuela, para generar las vías de salida de esta crisis que desangra
a su pueblo. Mientras eso no suceda, todos quienes formamos parte de Latinoamérica
estamos moralmente involucrados y nuestro país debe aportar con medidas razonables de
solicitud de documentación a personas que viven el drama del desplazamiento desde
Venezuela.
El papa Francisco nos ha alertado, en su reciente mensaje para la Jornada Mundial del
Migrante y el Refugiado (mayo 2019), sobre la “globalización de la indiferencia. En este
escenario, las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata, se han
convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su
misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera
responsables de los males sociales”, nos ha señalado Francisco.
Por ello ponemos nuestra mirada a disposición de las autoridades. Les invitamos a que
cualquier decisión futura sobre este delicado asunto sea fruto de una reflexión serena y
desde una mirada cercana a las personas que más sufren, más allá de presiones y temores,
pues toda decisión trae consecuencias humanitarias que lesionan la dignidad de las
personas. Hay niños, embarazadas, adultos mayores, entre otros, quienes más sufren por
este tipo de decisiones.
Finalmente, solicitamos no incurrir en acusaciones infundadas a instituciones de Iglesia,
respecto de una supuesta promoción de ingresos irregulares de personas al país. Somos los
primeros comprometidos por la vigencia del estado de Derecho y el cumplimiento de la Ley,
En años de trabajo conjunto, entidades públicas y civiles saben del servicio por la dignidad y
derechos de los migrantes, de la red católica que los acompaña.
Frente a similares situaciones que se viven hoy en diversas fronteras, el pasado 8 de julio, el
Papa Francisco ha recordado con fuerza: “¡Son personas, no se trata sólo de cuestiones
sociales o migratorias! “No se trata sólo de migrantes (…) los migrantes son antes que nada
seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad
globalizada”.
+ Galo Fernández Villaseca + Pedro Ossandón Buljevic
Presidente Presidente
Instituto Católico Chileno de Migración – INCAMI Pastoral Social Caritas Chile
Santiago de Chile, 30 de julio de 2019