La Diócesis de Chillán celebró la mañana de este sábado 31 de mayo su Asamblea Diocesana 2025, reuniendo a más de trescientas personas provenientes de parroquias, comunidades y colegios que conforman la Iglesia local. El encuentro tuvo lugar en el Colegio Seminario Padre Alberto Hurtado, bajo el lema “Cien años de fe, una misión que continúa”, en el marco de la conmemoración del Centenario de la Diócesis, que se celebrará oficialmente en octubre próximo.
Durante la jornada, los asistentes pudieron recorrer una muestra fotográfica montada en el exterior del gimnasio, compuesta por imágenes históricas del Archivo Diocesano, como una manera de preparar el corazón y la memoria para esta significativa celebración. También se exhibieron los testimonios de varios personajes clave en la historia reciente de la Diócesis, relatos que hablan de la vocación y el trabajo que se ha desarrollado.
La actividad comenzó con una Eucaristía presidida por el Administrador Diocesano, padre Patricio Fuentes, quien, en el contexto de la fiesta litúrgica de la Visitación de la Virgen, invitó a “ponerse en camino”, como la Virgen, para proclamar el gozo de conocer, amar y seguir a Jesús, recordando que la Iglesia, la diócesis, existe para proclamar el evangelio de Cristo Resucitado. También invitó a orar por el pontificado del Papa León XIV y para que la Diócesis pueda contar prontamente con el octavo obispo de su historia.
Luego, el profesor Manuel Gómez Mendoza, académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y doctor canónico en Historia de la Iglesia, expuso sobre “Eclesiología, sinodalidad y misión”, abordando los desafíos actuales de la Iglesia desde una mirada histórica y pastoral. Tras la exposición, los asistentes se dividieron en grupos de trabajo para reflexionar sobre los contenidos y compartir sus experiencias, generando un diálogo enriquecedor y colaborativo.
La jornada concluyó con una liturgia final presidida por el padre Gonzalo Gómez, acompañado por docentes de los colegios Instituto Santa María de Chillán y San Carlos. En este momento culminante, se leyeron algunos de los 300 sueños escritos por los asistentes para el futuro de la diócesis, los cuales fueron colocados por cada uno en una barca, símbolo de sinodalidad que ha acompañado las asambleas diocesanas en los últimos años.
El Administrador Diocesano, padre Patricio Fuentes, señaló que “la Asamblea Eclesial siempre es una oportunidad de encuentro y expresión de nuestra iglesia diocesana. Además, se realiza en el contexto de los cien años de creación canónica de la diócesis, oportunidad para agradecer el camino, pero también para renovarse en la misión” y destacó especialmente la participación de jóvenes, que este año tuvo la asamblea.
“Tenemos que animarnos en la misión, no quedarnos en comentadores de la vida de la Iglesia, sino que convertirnos en misioneros, tener el deseo constante de querer proclamar el gozo de ser cristiano, de conocer a Jesús. Esta asamblea nos renueva en ese sentido”, indicó el administrador.
Por su parte, el delegado para la Vicaría Pastoral, padre Rodrigo Uribe, señaló que “la respuesta de más de 300 personas que han venido nos llena de ánimo. Agradecemos a los Consejos Parroquiales, a quienes participaron, a quienes organizaron y también al profesor Manuel. Ha sido un espíritu de comunión maravilloso”, precisó.
Para Andrea Torres, coordinadora de Pastoral y Formación del Instituto Santa María de Chillán, la asamblea dejó una profunda huella. “Me voy con el corazón muy contento. Siento que estábamos todos súper conectados bajo un mismo espíritu. Fue un retiro muy sinodal, de mucha alegría al poder compartir entre todos. Es como una gran familia, se genera un ambiente de mucha fraternidad. Solo tengo palabras de agradecimiento al equipo organizador, a nuestra diócesis y a la vicaría por pensar siempre en cómo mejorar nuestras prácticas. Como dijo el padre Patricio, la invitación es a vivir nuestra Iglesia y no quedarnos en teorías y análisis.”
Para Jaime Contreras, joven de la parroquia San Carlos Borromeo y miembro de la Collera Eje, el encuentro fue inspirador. “La pasamos muy bien. Soy de la idea de que no importa el lugar, importa más la actitud que uno tiene. Nosotros como jóvenes llegamos con ganas de disfrutarlo, y se vivió algo muy lindo. Me quedó muy enraizado el tema de la misión, sobre todo por lo que dijo el expositor: que lo principal era el testimonio. Nosotros como jóvenes trabajamos desde nuestra propia experiencia, y eso es lo que más llega a las personas”.
La Asamblea Diocesana 2025 no solo fue un hito preparatorio para el centenario, sino también un testimonio vivo de una comunidad que se proyecta con esperanza, alegría y compromiso hacia los nuevos desafíos de la misión evangelizadora.