El Regimiento de Infantería Nº9 de Chillán llevó a cabo la tradicional Vigilia de Armas, una liturgia que se desarrolla el día antes del Juramento a la Bandera y que tiene por finalidad invocar el recuerdo de los soldados caídos en la Batalla de La Concepción. Se trata, además, de una antigua tradición nacida en la Edad Media y que tenía por objeto que los soldados pasaran una noche en vela antes de ser investidos como caballeros.
La actividad tuvo lugar en la Catedral de Chillán y estuvo encabezada por el administrador apostólico de la Diócesis, padre Sergio Pérez de Arce quien en su homilía precisó que “la vigilia es tiempo de oración. Hace muy bien que los momentos importantes de nuestra vida los vivamos cerca del Señor. Ustedes están viviendo esta vigilia como un acto de fe llenos de confianza en el Señor. Jurarán para servir a la patria, pero también a la gente, a la sociedad en la que vivimos. En esta sociedad por supuesto que hay mal, hay situaciones que cambiar, cosas que construir. Muchas veces vemos a los soldados sirviendo a la comunidad en situaciones de catástrofes, de necesidad. Ahí están luchando porque el bien se propague”, dijo.
El comandante del RI Nº9, José Pereira Yáñez dijo que “gracias al Obispado de Chillán una vez más, participamos de este rito en nuestra Catedral. Todo caballero, antes de ser nombrado soldado, necesita de una bendición ecuménica antes del Juramento a la Bandera. Data de la Edad Media, donde los feudales nombraban caballeros para defender los feudos. En total son 197 soldados conscriptos que estuvieron presentes en la ceremonia, más cuatro oficiales que juran y tres reservistas”, precisó.
La actividad contó también con un homenaje a los soldados caídos en la Batalla de La Concepción, en la memoria de próceres como el capitán Ignacio Carrera Pinto; los tenientes Julio Montt y Arturo Pérez Canto; el subteniente Luis Cruz Martínez; los soldados de Chacabuco y las valerosas mujeres que estuvieron al lado de ellos. Los presentes en la liturgia encendieron un cirio en señal de agradecimiento a todos ellos.Finalmente, el capellán evangélico de la institución, David Suazo, entregó una bendición a los soldados que juraron defender la bandera.