Por Paulina Benavente, psicóloga, para Diario Crónica Chillán.
Ya hace una semana los chilenos que acudieron a las urnas se pronunciaron de una forma muy clara. La diferencia entre las opciones fue abrumadora, no queda duda, la mayor parte de los votantes quieren una nueva constitución.
Chile entrará en un proceso constitucional y en unos pocos meses tendremos que elegir a quienes formarán parte de la convención que redactará la nueva constitución y que posteriormente tendremos que votar, esta vez de manera obligatoria.
Se abren muchas expectativas y también, por qué no decirlo, en algunos se despiertan temores. Estamos frente a un proceso nuevo, a un cambio que quiere ser significativo pues busca no sólo establecer una carta fundamental que nos permita a partir de ella generar leyes y estándares de vida, sino que en parte importante de la población se ha instalado la idea de que esta contribuirá a la construcción de un Chile nuevo, más justo, igualitario y que recoja las opiniones de todos.
Ante estas expectativas es importante ser cautos pues la desilusión y frustración, ya sabemos genera expresiones que lejos de aportar a una convivencia social de integración, se pueden transformar en conductas disruptivas reñidas con la democracia y muchas veces incentivadas o manipuladas por quienes no creen en ella.
Por otra parte, a pesar de estas posibles decepciones no podemos renunciar a la esperanza. Los seres humanos necesitamos confiar, volver a creer una y otra vez en que es posible hacer realidad nuestros sueños, en que esta vez si lograremos construir un Chile más inclusivo, respetuoso de las diferencias, que permita que el bienestar y desarrollo sea una expectativa real para todos.
Ahora viene un tiempo que requiere compromiso, uno concreto, al que no podemos renunciar. En el caso de los cristianos nuestro deber es participar y lograr que en nuestras leyes, vida y acciones se manifieste que creemos en el Evangelio, y que es posible que nuestros ideales se plasmen de manera concreta en un marco regulatorio que configure de ahora en adelante un nuevo Chile.