Por Guillermo Stevens, diácono.
Se tiene la idea, también entre los católicos de base, que la Iglesia a través de sus Obispos, ante los acontecimientos de efervescencia social que agitan a nuestro país desde octubre del año pasado, no ha hablado suficientemente, o al menos no con la claridad e impacto con que lo hizo durante el Gobierno Militar. La verdad es que ha habido pronunciamientos, no uno sino al menos seis a nivel de la Conferencia Episcopal y varios obispos diocesanos o administradores apostólicos como ha sido en Chillán, han hecho lo suyo. El asunto está en que cuando muchos hablan al mismo tiempo es muy difícil escuchar a cada uno, por una parte, y cuando la forma de expresión adopta maneras de gran masividad y muchas veces con tanta violencia, una voz como la de la Iglesia, desacreditada por el escándalo y abuso de algunos de sus miembros ordenados, digámoslo, no es raro que pase desapercibida.
En sus pronunciamientos siempre el mensaje de fondo es el mismo: el reconocimiento de la existencia de problemas de larga data cuyas causas y solución se darán con participación, crear una cultura de encuentro en que se condena claramente la violencia contra las personas y las cosas, valoración de la política como responsabilidad y servicio y que debemos cuidar la democracia cuya ausencia tanto sufrimiento ocasionó y que tanto costó su recuperación. En todo ese quehacer se pide a los creyentes y personas de buena voluntad que se comprometan con su acción y eleven su oración a Dios pidiendo su ayuda.
Recientemente, el jueves 12, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, es decir los representantes del organismo que agrupa a todos los obispos chilenos, ha emitido un pronunciamiento en que sostienen que los responsables de dirigir el país, transcurridos ya cinco meses, no han asumido con la presteza y urgencia necesaria la solución de “asuntos tan graves como la injusta distribución del ingreso, los precarios empleos, sueldos mínimos y pensiones, las urgentes necesidades de acceso a la salud, la justa valoración de la mujer en la sociedad y la protección de los grupos más vulnerables, entre otros temas”. Llamando a no dejarse vencer por la violencia que siempre perjudica a los más pobres y a prepararse para participar, escogiendo con su voto en el próximo plebiscito las opciones que mejor los representen. Para que ese voto sea informado y como una forma de colaboración concreta para promover la participación ciudadana ha elaborado unas fichas de formación que ha puesto a disposición de quien quiera (www.iglesia.cl) en la línea de su compromiso con la justicia y la paz.