Por Paulina Benavente
Obispado de Chillán
Hace bastante tiempo venimos acuñando un concepto que pareciera se está tomando nuestra manera de relacionarnos socialmente: la posverdad.
Se escriben algunos artículos en los medios de comunicación, o se presentan noticias que no buscan la información veraz, ni corroboran versiones, sino que buscan de alguna manera hacer aparecer como cierto un mensaje sesgado y en muchas ocasiones incluso malintencionado al cual no le importa dañar o vulnerar la honra de las personas. Una verdad incompleta puede transformarse en una mentira.
La posverdad ha sido definida como el espacio donde la información objetiva y los datos duros, dos elementos claves en el ejercicio del periodismo y en la búsqueda del bien común, influyen menos que las emociones y las creencias personales, cosa que en las redes sociales podemos verificar día a día. Se enjuicia o menoscaba a personas o instituciones de manera ligera y fácil, amparado muchas veces bajo un seudónimo o sigla que no permite poder contestar o acercar posiciones.
Esta manera de actuar, nos da cuenta, que vivimos en el mundo de la sospecha. Estamos creando una sociedad en la cual se acrecienta la desconfianza hacia quienes nos rodean. Estamos en una verdadera “dictadura” de la seudotransparencia en la cual no se respeta a las personas, sus circunstancias y sus realidades. Esta forma de relacionarnos está dañando de una manera profunda a nuestra sociedad y hay quienes a través de esta manera de actuar pasan por encima de la verdad buscando fortalecer intereses personales, oportunistas y mañosos. Este verdadero juego social tan perverso puede ser muy riesgoso, pues nos invita a vivir pensando que el que está a nuestro lado siempre nos quiere perjudicar y de esta forma se aumentan las barreras, nos vamos alejando y encerrando en nuestras propias necesidades. Dejamos de mirar a los otros y optamos por vivir en el mundo del yo para protegernos de las seudo verdades. Esto es muy peligroso, pues podemos llegar a romper la paz social que tanto nos ha costado construir. Comencemos a tener cuidado y a actuar con responsabilidad cuando queramos comunicar algo. La Verdad siempre nos hará libre, pero valga la redundancia: la verdad entera y verdadera.