Dos mil años después del nacimiento de Jesús, miles de mujeres alrededor del mundo viven la maternidad sorteando obstáculos. Te mostramos dos historias de mamás locales que cuentan sus experiencias ligadas a sus hijos en vísperas de la celebración del nacimiento de Jesús.
Jesús nació en un pesebre, en invierno y rodeado de los animales de un establo que le brindaron calor. Desde el día de su nacimiento debió sortear varios desafíos, entre ellos, la orden de Herodes de matar a todos los niños menores de dos años, con el fin de evitar que el Hijo de Dios creciera. A su lado, siempre estuvo su Madre, María, quien no solo lo acunó durante esas primeras semanas de vida, sino que lo acompañó hasta el día de su muerte.
Dos mil años más tarde, miles de “Marías” alrededor del mundo se enfrentan cada día al desafío de acompañar a sus hijos en medio de la adversidad. Acá te contamos dos historias locales de tesón, pero sobretodo, de amor.
Sandra Wastavino es una operadora turística que ha trabajado junto a su familia toda la vida. Está casada con Calancén Farfán y tienen dos hijos. Matías (22) llegó cuando Sandra tenía 30 años. La fertilidad en su caso había sido un proceso complejo y contra todo pronóstico a los 41 años volvió a quedar embarazada de Ignacia (12). Durante el proceso, la vida de las dos corrió peligro. “Ignacia quedó con complicaciones en su páncreas y su colon porque no maduraron lo suficiente en el embarazo. Cada día de vida de ella, para nosotros es un logro”, dice.
A pesar de las dificultades de Ignacia, todo marchaba relativamente bien, hasta marzo de este año. Las operaciones turísticas quedaron paralizadas por la pandemia y Sandra y su familia se vieron enfrentados a una delicada crisis económica, la misma que aún golpea a miles de personas a lo largo del país y del mundo. Calancén, Sandra, Matías e Ignacia son parte de esos números.
“La pequeña empresa familiar era un emprendimiento que nos permitía promocionar territorios turísticos bajo los criterios de históricos, culturales y sociales en sectores como Ñuble, Maule y algunos de Argentina. Adicionalmente teníamos un programa llamado TV Rincones del Sur del Mundo, una revista y un programa de radio, trabajando básicamente con municipios. En marzo, con la llegada de la pandemia, se acabó todo”, dice.
“No éramos ricos, pero vivíamos tranquilos”, reflexiona. Secadas las lágrimas, cuenta, se propuso ponerse de pie como tantas otras veces. “Me obligué a seguir teniendo fe, pensando en que todo lo mal que nos pueda estar yendo, debe revertirse y aunque de la noche a la mañana quedamos sin trabajo, me reinventé. Estudié periodismo turístico online en la Universidad de Cuyo y estamos esperando con ansias que vuelva el permiso para comenzar a operar de nuevo nuestro emprendimiento porque es lo que mejor sabemos hacer”, promete.
También, se propuso levantar a gente que, como ella, había tocado fondo con la pandemia a través de la producción de una radio en Cauquenes. “Me puse como meta no ver la parte negativa. Lo pasamos mal, la plata no alcanzaba, lo que estaba guardado se estaba acabando, y yo solo pensaba en cómo nos íbamos a reactivar”.
Pero no solo eso. Este tiempo también lo ha aprovechado al máximo para estar con Matías e Ignacia. “Me puse de pie y pensé también que este podría ser un espacio para dedicar tiempo a mis hijos. Ha sido positivo estar con ellos, producto de este trabajo nuestro muchas veces no podíamos estar juntos o conversa. Ser mamá hoy lo es todo para mí, porque ellos han sido lo más maravilloso que me pudo llegar, a pesar de todos los contratiempos, las preocupaciones, los desvelos. No cambiaría nada, creo que soy afortunada por todo”, finaliza emocionada.
Un regalo
“La Amandita llegó como un regalo sorpresa a mis 40 años”, reflexiona Carolina Hellman sobre su segunda hija, nacida recién hace nueve meses. No obstante, el proceso para ella no estuvo exento de dificultades. “Desde que supe que estaba embarazada presentí miedo y no sabía qué era. Yo estaba feliz, porque quería tener otro bebé, pero a los pocos meses me enteré que Amanda venía con un problema en su corazón y un 70 por ciento de probabilidades de tener Síndrome de Down”, recuerda.
Carolina cuenta que en ese momento se derrumbó, no por la probable condición de Amanda, sino que por la posibilidad de que la pequeña no resistiera ni dentro de su vientre o al nacer. “Con el tiempo fuimos sabiendo que era operable y tenía muchas posibilidades de hacer una vida ‘normal’, y pude disfrutar un poco más mi embarazo, aunque con los miedos y temores de traer al mundo a un hijo en situación de discapacidad”, explicó.
Por eso, Carolina y su familia comenzaron a investigar acerca de la condición de Amanda. “Hablé con personas que me orientaron y lo llevamos bien; ha sido un proceso bien especial porque además Amandita nació en un año de pandemia y fue operada de su corazón en plena cuarentena en Santiago. Desde que la dejamos en el Hospital Calvo Mackenna no la pudimos ver hasta una semana después de la operación y eso fue terrible. Pero a partir de estas cosas que nos han pasado, ella me ha enseñado lo fuerte que es y las ganas de aferrase a nosotros y a la vida que tiene”.
“Mi familia y amigos me dieron mucha contención. Me han ayudado mucho en todos los procesos y gracias a Dios tengo una familia que la ama desde el primer día que supo que estaba por venir. Estoy orgullosa de ella porque me mostró lo mucho que nos quieren y apoyan personas que nunca pensé que estarían conmigo en estos momentos. La Amandita tiene 9 meses y es una gozadora de la vida a pesar de vivir encerrada y no poder ver a sus abuelos o tíos, ella ama verlos y escucharlos por video llamada, hemos tenido que interactuar así debido a la pandemia. Pero sé que todos están ahí para nosotras”, precisa.
“Si me preguntas cómo ha sido tener una hija con SD, hasta ahora que son 9 meses fuera de mi guatita, ha sido un aprendizaje constante. Te podría decir que cuando hay amor no hay diferencias. Solo quiero entregarle lo mejor de mí para que tenga las herramientas en un futuro que le permitan ser independiente y feliz. Lo mismo que deseo para mi otro hijo, ellos saben que siempre contarán con sus padres para todo”, finalizó.